Ojáncano

Nombre: Ojáncano
Español-Cantábrico: Ojáncanu
Español-Asturoleonés: Patarico
Vasco: Tartelo
Español-Castellanoleonés: Ojanco
Gallego: Xigante Galego
Significado: Desconocido
Mitología: Cántabra, posteriormente Asturoleonés, gallega y vasca.
Nombre Científico: Titán Unicular
Características: Cíclope, Ogro.
Dieta: Náufragos,  bellotas, de las hojas de los acebos y de los animales y panojos de maíz que roba. Pero también come aves como las golondrinas, además de los tallos de las moreras, y suele hurtar a los pescadores las truchas y las anguilas.
Género: Masculino (Ojáncano) y Femenino (Ojáncana).
Apariencia: Es un gigante totalmente cubierto de pelo, con largas melenas y barbas. Un sólo ojo en su frente es toda su visión. Sus manos, grandes como corresponde a un ser de estas características, poseen diez dedos, lo mismo que sus pies. En sus barbas tiene una sola cana que de ser arrancada, muere. La barba, de pelo duro, llega hasta sus rodillas sirviéndole de escudo defensivo, y en la boca presenta dos filas de afilados dientes. Con cuerpo desnudo, pero cubierto de un peludo manto que engrasa con “untu de osu” (manteca de oso).

Sus amigos, el cuervo, el lobo y la víbora, que son los animales dañinos más odiados por los hombres, suelen acompañarle en sus correrías por los montes de Cantabria. Entre sus costumbres sólo existe la crueldad. Toda la maldad de la naturaleza lanzada contra campesinos y pastores, contra animales, cultivos y hombres. No tiene un pensamiento ni idea buena y si algún gallinero ha sido destrozado o una cosecha perdida, siempre será el Ojáncano el responsable de todo. Otra criatura de la misma especie es la Ojáncana. La Ojáncana se encarga de que los Ojáncanos en celo luchen. Como no se podría suponer de otro modo, los Ojáncanos luchan hasta la muerte. El que queda con vida se aparea con la Ojáncana, en ritos terribles que ningún ojo humano ha podido ver. Pero la especie se perpetúa por el muerto. Este se entierra y al cabo de un tiempo aparecen los gusanos que más adelante se convertirán en Ojáncanos.

Tienen mucho miedo a los "sapos voladores" (murciélagos). Cuando un sapo volador toca al Ojáncano este muere si no consigue una hoja verde de avellano untada en sangre de raposo.

Hábitat: Los bosques y terrenos valdíos del norte de España, en Asturias habita los litorales en busca de náufragos para engullir.


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Aspecto Histórico
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El mito del Ojáncano parece venir de la época romana. Posiblemente fuese la degeneración de algún dios cántabro preromano transformado en un mito pagano sin ninguna significación religiosa actual. En tiempos de la invasión romana, y luego la visigoda, los cántabros siguieron conservando su paganismo, primero frente al olimpo de dioses de Roma, y luego frente al cristianismo. 
    La implantación del cristianismo en tierras tan paganas como las del norte tiende a desplazar el viejo universo religioso pagano a un carácter de mito. Aún con la religión cristiana, algunos pueblos más aislados siguen conservando algunos ritos de origen pagano, los funden con la nueva religión y crean nuevos personajes, ajenos a la religión cristiana, pero que representan los miedos concretos de los habitantes de estas regiones. 

Sólo la época moderna, la aparición de la luz eléctrica con que se iluminan los pueblos, las ciudades y una vida menos dependiente de los caprichos de la Naturaleza han herido de muerte al monstruo. El avance de la modernidad, la superación de los miedos a los que se encontraba sometido el hombre y una mayor cultura están borrando de la faz de Cantabria (y del mundo) todo atisbo de los monstruos.

"Ojalá te quedes ciegu,
Ojáncanu malnacíu,
pa arrancarte el pelo blancu
y te mueras maldecíu."

Dicho popular en Cantabria (Español-Cantábrico).

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